Otro dilema a desentrañar es si realmente fue el Condado de Barcelona el que dio la cruz de San Jorge a Pisa y Génova, y más cuando el propio Muratori da a entender en otras líneas de su extensa obra que «Calixtus Papa Pisanis dedit vexillum vermilium … vexillum nomine Crucis» (12); es decir, el papa Calixto habría concedido el uso de la bandera con la cruz roja a los pisanos, no Cataluña.
Recordemos que la primera aparición de las barras corresponde a un sello posterior a la toma de Tortosa, y los investigadores serios ponen en duda su contenido. Sagarra, en su estudio sobre sigilografía catalana (año 1916), analiza detenidamente los seis ejemplares de sellos de Ramón Berenguer IV, con este razonamiento:
«No se puede, por consiguiente, precisar si esas rayas constituyen divisa o son únicamente un motivo de ornamentación del escudo (…) no podemos admitir la afirmación que hace Muñoz y Homero, que los sellos del conde Ramón Berenguer IV son los monumentos más antiguos que ostentan las barras de Cataluña, ni mucho menos la de Blancard, que dice que en dichos sellos hay un escudo, con las armas superpuestas de Aragón y de Navarra» (13).
Sagarra es prudente en su opinión, y la hipótesis de barras decorativas en el escudo no carece de base documental, aunque el no considere necesario aportarla. En miniaturas de los siglos XII y XIII se comprueba la inclusión de las barras, quizá no ornamentales, sino de refuerzo de la función defensiva de los escudos. La Biblioteca de la Universidad de Berns conserva una miniatura de Ricardo Corazón de León capturado por soldados imperiales de Enrique IV; los escudos de éstos llevan el refuerzo de barras o listones con apariencia de franjas (14).
Tampoco hay que olvidar que los sellos son posteriores al casamiento con la reina Petronila, y que Ramón Berenguer IV era, como él mismo afirma en sus documentos desde 1139, «princeps Aragonensis»; según consta en pergaminos siglados a su nombre en los archivos de la Corona de Aragón. Hay otros estudiosos que consideran que en el sello de Ramón Berenguer IV hay «un escudo de perfil oval, convexo y adornado de ancha cuadrícula» (15).
Será con Alfonso II de Aragón cuando aparece tipificado el simbolismo heráldico de estos monarcas, con las barras no solamente en el escudo, sino también en las gualdrapas del caballo, detalle que no aparecía en los sellos de Ramón Berenguer IV.
Heráldica del conde Ramón Berenguer III, el Grande
Es temerario negar unas armas heráldicas a Ramón Berenguer III y demás condes barceloneses antes de unificarse dinásticamente con el reino de Aragón; los documentos indican que utilizaron la cruz, llamada posteriormente de San Jorge, como símbolo propio, aunque no exclusivo.
Existe, por suerte, una miniatura del códice «Tractat de batalles», conservado en la Biblioteca del Escorial (16), donde se aprecia cómo hacían ostentación de su heráldica los condes catalanes. La composición presenta con ingenuidad gótica, pero gran claridad gráfica, el combate entre Ramón Berenguer el Grande y un enemigo armado con espada; el barcelonés multiplica con profusión su heráldica, que no son las barras, sino la cruz.
El símbolo está presente en el casco o yelmo; también, ostentosamente, en la gualdrapa del caballo; en el escudo, ocupando sus brazos el mayor espacio posible; en la bandera o pendoncillo de la lanza; en las mangas del ropaje; y, hasta cuatro veces, en la vaina de la espada. La inscripción marginal, por si hubiera duda, pregona:
«En R. Berenguer comte e marches de barchelona apoderador despanya »
(12) Muratori, Ludovico: op. cit. T. 11. «De proeliis tusciae, incipit líber quartus», p. 317.
(13) Fatas. Guillermo: La Randera de Aragón, Zaragoza 1978, p. 60.
(14) Historia Universal: Ed. Noguer. Barcelona 1974, p. 147.
(15) Gugüeri. Navarro: Catálogo de sellos del A.H.N. Madrid. 1974.
(16) Biblioteca del Escorial: «Tractat de Batalles» (Codex Z, III, 14).
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