octubre 15, 2024

Armas heráldicas de Cataluña – pag. 52

Frase que concuerda con el capítulo preliminar de los «Usatges» catalanes, que le denominan Conde «Híspaniae subiugator ». Es realmente aleccionador comparar este códice medieval y el retrato que nos ofrece de Ramón Berenguer (quizá el más antiguo que se conozca), con la imagen tallada sobre la tumba del mismo en época cercana a nosotros. El contraste es para sonrojarse, la miniatura gótica reflejaba la cruz como única heráldica, aunque con verdadera obsesión; sin embargo, la escultura del conde, restaurada en 1893 con un estilo típico del anacronismo imperante a fines del siglo XIX, nos muestra a Ramón Berenguer III sobre un brioso corcel mientras empuña un escudo barrado; heráldica que se repite en los ángulos de la sepultura, incluso con una corona sobre ella. (17)

El milagro se había realizado mediante la magia de los tallistas y «restauradores», sumada a la imaginación de los cronistas de la «renaixença» catalana; el producto estaba servido a gusto del consumidor, aunque éste fuera similar a las escenografías de ciertas películas mediocres. Así, pues, recuerde el incauto visitante de Santa María de Ripoll, qué la heráldica que ostenta la tumba de Ramón Berenguer III es tan falsa como fantástica. Documentos como el «Tractat de Batalles» desmienten la parafernalia montada desde el Barroco para apropiarse del deseado símbolo de los reyes aragoneses.

Había transcurrido más de un siglo de la muerte de Ramón Berenguer III y los sellos y monedas barcelonesas (o catalanes) seguían mostrando la misma cruz, que el conde se enorgullecía de exhibir en armas y ropajes. El historiador Carreras Candi, en época de pleno apogeo catalanista en los años veinte, no tenía reparo en reconocerlo:

«el distintivo de Barcelona, según se ve en los sellos del siglo XIII, fue la cruz, tan generalizada en los comienzos de la heráldica» (18)

Así mismo lo recuerda otro autor, éste extranjero, refiriéndose a los siglos anteriores a la unión con el reino aragonés. Fueron años heroicos en los que se luchaba contra enemigos peninsulares, ya fueran cristianos, como el Cid, o musulmanes. La antigua relación gala, que comenzó con el Imperio Carolingio, se mantenía latente:

«Item ex crucibus quae fiunt pluribus modis, cum diferentia. Nam quandoq; fiunt simpliciter, dicitur simpliciter a une croix, ut in armis ducis Sabaudia. ducis Rhenensis, comitis Cathalaunensis, qui quidem tres sunt pares Francia» (19)

Esta cita del «Catalogus Gloriae» sería el adecuado epígrafe para la miniatura que representaba al conde catalán en el «Tractat de batalles». Ambas fuentes históricas demuestran el uso de la cruz, no de las barras, por el titular del Condado de Barcelona antes de unirse en matrimonio con la princesa de Aragón; y hay que hacer constar la gran erudición del autor del «Catalogus Gloriae», pues su obra recoge lo inimaginable en heráldica de «Imperatores, Reges, Archiduces, Duces, Principes, Marchiones, Comites»; en fin, toda la nobleza medieval que poseía algún poder.

Hay, sin embargo, dudas referentes al color de la antigua cruz del condado catalán. Documentos del siglo XIV informan sobre el uso del azul, no el rojo en ellas. En 1349 se confeccionan tres gualdrapas para los caballos de Pedro el Ceremonioso, así como cinco almohadas para el mismo rey; tanto las «mantes a obs dels cavalls», como «los cuxins que fue a obs de la cambra del dit senyor, en la ciutat de Barcelona» se ordena que lleven la «senyal de creu antiga». El texto indica cuál era el color de la «creu antiga»:

« … a obs dels escuts de les creus, ad VII solidos que costa un palm de drap blau de mellines de que feren les dites creus (.) son CCCXXV solidos barchinonensis» (20)

Son cabos sueltos que merecen tenerse en cuenta.

Los vestidos del Cid y del Conde de Barcelona

Todos estamos saturados de ver reproducciones de los antiguos condes de Barcelona con vestimentas a franjas rojas y amarillas; sin embargo, sólo son baratijas icónicas generadas por la fantasía y la pereza de los historiadores que las dejan rodar. Hasta que el condado catalán no se incorpora a la Corona de


(17) Carreras Candi. F.: Geografía General de Cataluña, p. 254.
(18) Ibídem. p. 557.
(19) Catalogus Gloriae Mundi: D. Bartholomaei Cassanaei /Burgundi, apud aquas sextias in senatu decuriae pracsidis ac viri clarissimi. Francorurti/ Exofficina Typoghraphica Joannis Saurii. MDCIII.
(20) Libro de la Tesorería del Rey, año 1349: Antiguo Archivo del Real Patrimonio de Cataluña. Nº 328. fol. 97.


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