El testimonio de un obispo de Barcelona que vivió en el siglo XIII, confirma que hasta el pueblo catalán no dudaba en denominar aragonesas a las barras; hecho inadmisible si hubieran sido del Condado-Principado:
«Fr. Andrés. Obispo de Barcelona, y Romeo de Marimon, usando de la Regia Potestad, (…), en la revisión, y practico examen que hizieron en 11 de las Calendas de Enero del año 1298, de un Privilegio, y de sus pendientes Sellos, que eran las barras, dizen de estas, la formalidad siguiente: Scutum, cum signo, quod vulgariter dicitur Regis Aragonum, palabras que se hallan iteradas en otro examen del Real Privilegio en el año 1299. de lo que ya traté en mi libro de la Capilla Real en el año 1698» (37)
No sólo era el pueblo quien, en 1298. llamaba aragonesas a las barras; sino también los súbditos más cultos de la Corona.
Eximenis opina sobre las barras: siglo XIV
La inmensa autoridad humanística de Francesch Eximenis nos obliga a considerar sus conceptos sobre la heráldica barrada. El lector deberá tener presente los siguientes datos sobre Eximenis. para valorar debidamente su información.
Era catalán de Gerona, aunque sus amplios conocimientos los fue adquiriendo en las aulas de París, Oxford, Aubcmia y Colonia. Nombrado superior del Convento de Frailes Menores de Barcelona, comenzó a redactar su gran obra «Del Chrestia». motivado en parte por los deseos del rey Pedro el Ceremonioso.
Respecto a las barras y títulos de su soberano, opinaba lo siguiente:
«De la dignitat del Rey D’Aragó: lo quart princep o Rey cristia se apella lo Rey Darago, situat en Espanya. Aquest posseheix regnes, ço es de Arago, e de Valencia, de Mallorques, e de Cerdenya, e de Corçegua. E es comte de Barcelona, de Rosello e de Cerdenya.
Aquest es vexellari e senyaler de la santa mare Esglesia.
Aquests fa senyal de barres longues e vermelles (…)dien alguns grans estrolechs e theolechs,unctats desperit de prophecia, que aquestes barres longues signifiquen bastons e colps e persecucions qui de aquesta Casa deuen exir contra los mals ecclesiastichs per a purgar (..) e per reduhirlos als primer estament (…) e aço significa lo senyal, car lo camp groch e les barres son vermelles, a entendre que sobre laur de la dignitat ecclesiastica, deu nostre Senyor trametre aquets bastons de aquesta Casa, qui rubricaran per escampament de sanch tota la esclesia damunt dita» (38)
Eximenis rccuerda que el rey de Aragón y Valencia (no de Cataluña, como ahora es costumbre titular en libros de texto) era «vexellari» o abanderado de la Iglesia; pero no cita relación alguna entre las barras heráldicas y Cataluña. Piense el lector que Eximenis emite estas informaciones en los mismos años en que reinaba Martín el Humano y su esposa María; es decir, los monarcas a quienes se atribuyen los polémicos documentos de 1396 y 1406.
Bastarían las frases de Eximenis, si no tuviéramos otras pruebas, para disolver las nubes de humo heráldicas. Difícilmente encontraríamos otro personaje contemporáneo de los citados reyes que reuniera los conocimientos enciclopédicos de Eximenis y su acentuada curiosidad por los más diversos temas: historia, heráldica, geografía, industria (p.e.. estudió las producciones textiles y cerámicas valencianas), agricultura, etc. El rey Martín el Humano lo consideraba su mejor teólogo y asesor; confianza que compartiría la reina María, de la cual era confesor. Este catalán universal, que también fue consejero de los Jurados de Valencia y Patriarca de Jerusalem, falleció un año antes (en 1409) que su amigo el rey Martín. El total silencio sobre Cataluña que exhiben los párrafos heráldicos de Eximenis, indican una prioridad indiscutible en el uso de las barras por la Iglesia y el reino de Aragón.
Martin de Riquer y «Cap d’Estopa»
En una tercera página del diario «ABC» firmada por Martín de Riquer, de la Real Academia, que trataba sobre heráldica europea y, por tanto, española, aparecían ciertas afirmaciones polémicas.
(37) Real Patronato de los Serenísimos Señores Reyes de España con el Real, y Militar Orden de Nuestra Señora de la Merced. Por el Rdo. P.M.Fr. Manuel Mariano Ribera. Barcelona, 1725.
(38) Biblioteca Nacional de Madrid: Ms. 1790, fol. 177.
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