septiembre 24, 2023

El pendón de la conquista – pag. 114

bandera del Conquistador de dos barras, sería por su creencia en que el pendón del Conquistador llevaba exactamente esa simbología; no olvidemos que Jaime I falleció casi a finales del siglo XIII, en 1276. fecha relativamente cercana como para olvidar la donación de una señera real…. de haber existido, claro está.

Falta comentar la cuarta bandera, la más cercana al rey. Algunos investigadores reconocen en ella a la Señera real, a pesar de la evidente alteración de la pintura motivada por causas diversas: restauraciones que ennegrecían los tonos; deterioro provocado por humedad, que afectaría a la capa de yeso de la base, etc. Un historiador imparcial, Don Leandro de Saralegui, no dudaba en calificarla como Señera real, y parece que no anduvo errado:

«… además de la «senyera» regia y del banderín con la cruz roja de San Jorge, puso dos más: uno con águila explayada». Y, comentando la restante bandera con dos barras rojas, dice: «…deI bipartido escudo Entenza (oro y gules), e ignoro si a él se referirá el cuarto pendón»(20)

Posiblemente, los que encargaron el retablo quisieron que figurara la nueva señera valenciana -que ellos custodiaban en los combates-, al lado del pendón de dos barras de Jaime el Conquistador. En efecto, lo que Pere Mª Orts define como «un aumento de color casi negro» es una franja rectangular perfectamente visible junto al asta, y de igual proporción que la actual franja azul. En el presente está ennegrecida, pero ¿cómo sería hace seiscientos años cuando se pintó?. Las llamadas «tonalidades anaranjadas» del resto de la bandera, serían huellas dejadas por la mezcla pigmentaria roja y amarilla de las barras; estas son ligeramente apreciables en fotografías en blanco y negro tomadas a principios de siglo (21). Posteriormente aparecen más borrosas, por no decir imperceptibles.

EL LIBRO DE HORAS DE ALFONSO EL MAGNANIMO

El siglo XV valenciano no sólo fue áureo en letras, las artes mayores y menores alcanzaron un nivel que permitía exportar obras a las más cultas naciones europeas. El propio Alfonso el Magnánimo, pese a estar rodeado en Nápolcs de grandes artistas renacentistas, recurre a valencianos para satisfacer sus apetencias estéticas: cerámica de Manises, pinturas de Jacomart, libros miniados, etc.

La obra maestra de uno de estos artesanos fue el «Libro de Horas de Alfonso el Magnánimo». Su artífice, Leonardo Crespí, iluminó el volumen con los mejores materiales -incluido el oro- siguiendo un plan iconológico. Se conserva abundante documentación sobre el contrato (22); el 10 de abril de 1443 fue embarcado el Libro de Horas en una galera rumbo a Nápoles, ciudad y reino recién conquistado por Alfonso V. De toda la riqueza ornamental de la obra, destacaremos la ilustración que representa una batalla entre fuerzas de un monarca aragonés contra los musulmanes. Leonardo Crespí se inspiró en la tabla del «Centenar de la Ploma», comentada antes: los cristianos vencen y el rey de Aragón alancea a su contrincante (23). Más que inspirarse, podríamos afirmar que Crespí plagió a Marzal de Sax, aunque existen diferencias apreciables.

En el retablo del Centenar observamos cuatro banderas; aquí, sólo dos: la de San Jorge y la del rey de Aragón. La miniatura narra gráficamente un acontecimiento bélico que no corresponde al monarca reinante, ya que sus enemigos fueron franceses, genoveses y pisanos; pero no tuvo ninguna batalla memorable con los moros, al menos para que los cronistas -muy dados a ensalzar la biografía real- lo hicieran constar. Crespí no representó la Señera Real valenciana con la franja, ni tampoco la del águila. Las causas son bien comprensibles, el Libro de Horas debía mostrar la heráldica del primer título de la Corona; es decir, Aragón.


(20) Saralegui, Leandro de: «Archivo de Arte Valenciano». Valencia, 1936, p.17

(21) Ibídem; también en la fotografía del retablo reproducida en la Geografía del Reino de Valencia de Carreras Candi.

(22) Archivo del R. de Valencia. Maestro Racional, L. 13. n°58.

(23) Libro de Horas del Magnánimo: «British Museum», Londres, f.70.


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