septiembre 24, 2023

El pendón de la conquista – pag. 119

Sobre el mural de Alcañiz,insisto, no existe documentación que lo relacione con la entrada de Jaime I en Valencia. También Teodoro Llorente, conocedor de la historia del Reino, describía la comitiva que penetró en la ciudad con el ejército vencedor, en contraste con la pintura aragonesa:

«al entrar en Valencia el ejército victorioso, cabalgaba delante de todos el confesor del rey… empuñando un estandarte con las imágenes de Jesús y de María» (32 )

El mural de Alcañiz no refleja nada semejante. La vexilología de la pintura consta del estandarte con la imagen de un cuervo y otra enseña con círculos negros, aparte de las citadas de tres barras y otra rectangular de cuatro. De todas ellas destaca, por su cercanía al Conquistador, la señera de dos barras sobre tres. Por cierto, la cuatribarrada que llevan los jinetes aragoneses pudiera tener relación con este pasaje de la Conquista:

«los terços de les Serranies de Daroca, Terol, e Calatayad (…) acometeren als moros, ferenlos fugir, perseguintlos fins a les mateixes portes de Serrans, y el moros los romperen la bandera, de los qual lo Rey se dona per molt servit, y els dona Estandart ab les armes de Arago» (33)

Quizá esto explique la presencia de banderas en cuerpos del ejército aragonés con tres, nueve o más barras. Los de Alcañiz, que combatieron junto a los mencionados Tercios de la serranía turolense, quisieron que la enseña fuera reflejada en la pintura de su castillo.

La identificación del mural de Alcañiz como la ciudad de Valencia se ha convertido de dogma de fe, aunque carezca de fundamento; pero hay investigadores que discrepan. Cuando se publicó en el «Correo Dominical» de Barcelona, en 1983, una «Historia de la bandera catalana», sus autores afirmaban que la pintura mostraba la ciudad aragonesa. El artículo reproducía la conocida escena del rey entrando en Alcañiz y un comentario sobre las banderas que:

«…ondean en el costilla de Alcañiz, como muestra la pintura al fresco del siglo XIV. De aquí salió el rey Jaume I hacia la conquista de Valencia» (34)

Como bien puntualizan los articulistas catalanes, el rey Jaime partiría hacia la conquista de Valencia desde Alcañiz, con la misma señera que entró; es decir, la que lleva su portaestandarte y que, lógicamente, es de dos barras. Era la misma señera que presidía la ceremonia de proclamación, como consta en una miniatura del «Libro de las Proclamaciones» conservado en la Biblioteca del Escorial. Algún historiador conocía esta peculiaridad de la primitiva señera; por ejemplo, el catalán Lluis Domenech que, en una de sus obras, cita el códice del Escorial y las características de la señera:

«Bandera aragonesa de dos barras, llevada en la ceremonia de la Coronación Real» (35)

También la moneda acuñada en Barcelona en tiempos de Jaime I ostentaba la señal real de dos barras. Esta correcta interpretación de la moneda se aprecia en el dibujo de la misma que aparece en la Crónica de Aragón de Marineo Sículo (36); aunque autores modernos querían ver otras dos barras donde sólo existían los contornos del escudo y un círculo.

DOS BARRAS, SEÑAL REAL MÁS ANTIGUA

¿Por qué se emplearon dos barras en las señales reales más antiguas? Posiblemente por mimetismo del ritual heráldico de la Iglesia, de la que eran vasallos los reyes de Aragón. La igualdad del empleo de dos barras en las cintas de seda de los documentos papales y reales, que perduraron como fósil heráldico, nos fuerza a retroceder hacia siglos del comienzo de la Iglesia como organismo sustitutorio del poder imperial romano.


(32) Llorente, Teodoro: Valencia. Tomo I. Ed. Barcelona 1887, p.113

(33) Arbuxech Blay, G.: op. cit. p. 14

(34) Galán Pla, Ana Mª: Historia de la bandera catalana, «el Correo», suplemento dominical, 24 de abril de 1983, p. 11

(35) Doménech, Lluis: Ensenyes Nacionals de Catalunya. Barcelona, 1936. p.85

(36) Marineo Sículo, Lucio: Crónica d’Aragón. Valencia, 1522. Libro tercero, f. XXXII.


-119-

Pag. 118  ÍNDEX   Pag. 120