diciembre 4, 2024

El pendón de la conquista – pag. 138

Posiblemente fue Dionisio Dasio, Racional de Valencia, el «funcionario ya castellanizante y poco discreto» que pintó la inscripción «ANO 1238» cuando observó en agosto de ese mismo año 1638 la enseña. Se le acusará de poca discreción, pero no de falta de sensatez, ya que se limitó a descargar en Beuter la responsabilidad sobre el origen de la bandera. Hay, no obstante, una noticia anterior que merece comentario. El jueves 10 de octubre de 1538 se hizo la procesión general con la participación de los gremios; uno de ellos, el de carpinteros, presentó lo siguiente:

«un carro triunfal(…) y un home molt ben ataviat figurant lo rey en Jaume(…) davant dit carro anaven tres cavallers, cascu ab son cavall, ab uns titols a les espatles dient la hun don Guillen Ramón Blasco, l’atre mosen Bernat Dentesa, aquets portava lo peno real del Rey»( 104)

Fue una escenografía en que, influidos los maestros carpinteros por comentarios como los de Beuter, unían lo real con lo fantástico. Después de los gremios, en la citada procesión, venían las máximas autoridades de la «Ciutat y Regne» acompañando a la Señera Real coronada que, como indicaba el ceremonial, iba rodeada y protegida por el cuerpo armado de ballesteros o «Centenar de la Ploma». Sigamos el texto de Jeroni Soria, testigo de la efeméride:

«apres los del Sentenar de Sent Jordi de la ploma y lo estandart de Valencia» (denominación de la Ciudad y el Reino). Iban acompañando a la Señera «el Virey del regne de Valencia y don Juan Llorens de Vilarasa, gobernador de Valencia(…)pujaren la bandera damunt lo portal e la devallaren per de fora(…)acabaren de fer la profesó fins a la Seu y de alli cascu senana a casa sua a sopar»(105)

Para los valencianos como Jeroni Soria, el pendón que Beuter había transformado en reliquia, no era más que eso; un objeto digno de figurar como parte de una escenografía o pantomima, como la que el gremio de carpinteros se encargó de ambientar con algunos de sus miembros disfrazados de caballeros de Jaime I; era algo similar a los misterios del Corpus valenciano en que figuraban reyes bíblicos, seres fabulosos, etc.

La auténtica Señera Real, la del Rat Penat, estuvo rodeada del cuerpo armado de ballesteros, mientras que el presunto pendón de la Conquista no fue objeto de ningún ceremonial; ni siquiera cuando la procesión, que iba recorriendo y visitando las iglesias del trayecto, llegó a San Vicent de la Roqueta. Como bien describe Jeroni Soria, «después de volver a subir por el portal la Señera, terminaron la procesión, y de allí cada uno se fue a su casa a cenar»

Otra descripción, quizá más detallada, es la ofrecida por el dominico Francisco Diago (muerto en 1615), que recordaba el Sermón de la Conquista ofrecido por Beuter:

«Día de S. Dionisio del año 1538, se cumplió el tercer centenar desde que Valencia se ganó a los moros; dixo missa y predicó el maestro Pedro Antonio Beuter y trató de la conquista»

Aquí fue donde comenzó a adquirir popularidad la creencia en la falsa reliquia. En el acto del sermón estaban presentes el Gobernador y el Virrey de la «Ciutat y Regne», ciertamente eran autoridades, pero no en el campo de la historia; así que la invención incluida en el sermón predicado por Beuter causó impacto y creó escuela -que posteriormente sería calificada como de «Beuter y sus secuaces» por Sans y Barutell- (106). Siguiendo con las notas de Francisco Diago, respecto al 9 de octubre de 1538 y la procesión del día siguiente, cita a los altos personajes que acompañaban a la Señera y también su guardia:

«…famossisima procesión de todos los Officios y de los del Centenar de la pluma con sus ballesteros(… )luego la Bandera Real de Valencia que la llevava el Justicia criminal»(107)


(104) Soria, Geroni: Dietari. Valencia, 1960. p.189
(105) Ibídem.
(106) Sanz y Barutell: op. cit., p.208
(107) Diago, Francisco: Apuntamientos de la Historia de Valencia.


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