Los Padres de la Iglesia, entre ellos San Agustín (Ps. LXXXVI) en su exégesis alegórica sobre Rahab, muestran la equivalencia entre la casa de ésta y la Iglesia. En los comentarios sobre este episodio que nos ofrecen las ediciones actuales de la Biblia, con mayor rigor histórico y científico, no se altera el simbolismo tradicional:
«Esta extranjera, que con su fe y su caridad consigue la salvación de toda su casa, se ha convertido entre los Padres en imagen de la Iglesia. Algunos Padres han visto en el cordón escarlata el símbolo de la sangre de Cristo»(42)
La equivalencia Casa de Rahah-Iglesia es constante en todas las ediciones de la Biblia y en las anotaciones «conforme al sentido de los Santos Padres y expositores católicos» :
«sólo seremos responsables de los que estuvieren dentro de tu casa (de Rahab), si alguno los tocare. Fuera de la Iglesia no hay salud».(43)
El único signo externo que singularizaba la vivienda (alegóricamente, la Iglesia) del resto de casas que serían derruidas, era la cinta roja sobre el muro, «signum fuerit funiculus isle coccineus», esto es, púrpura o escarlata. La éxegesis elaborada por los Padres dc la Iglesia siempre fue tenida en cuenta. Así, en «Della Chiesa Militante e Trionfante», escrita en el siglo XVII por el Abad de Montecasino, encontramos los mismos razonamientos:
«E aquelIa gran donna Raab, che pur era figura di Santa Chiesa (…) col contrasegno della benda incarnata, pendente dalla fenestra: che nella Casa di Raab una volta entrati, ciò é dire, in Santa Chiesa, in esso lei mantengono uniti, col segno della benda incarnata, ch’e la passione di Cristo Signor nostro lor Capo, a la fenestra pendente riconosciuti da tutti, e contrasegnati publicamente per gente, vomini, membra della fameglia, e della Casa di Raab, per Fedeli, e Cristiani, e Cattolici»(44)
El abad Pietro Vecchia sigue con oscuras sutilezas sobre la «Casa di Raab» y la «Santa Chiesa di Cristo», apoyándose en textos de San Cipriano y San Juan en que aparecen menciones a la vestimenta de Jesucristo. En el Apocalipsis de S. Juan encontramos la descripción de un jinete que «viste un manto empapado en sangre»; supone una clara alusión a Cristo vencedor, pues «lleva escrito un nombre en su manto y en su muslo: Rey de Reyes y Señor de Señores».
Vecchia incluye en el mismo párrafo unas confusas frases tomadas del profeta Abdías relativas a 1os ropajes de Cristo, evidenciándose una posible relación entre Cristo, Iglesia y banda encarnada. Recordemos que otro abad, Martigny, en sus «Antigüedades cristianas», observó que en las pinturas de las catacumbas aparecía Cristo con una banda roja:
«Nuestro Señor, ya solo, ya cuando enseña, se distingue con frecuencia por una banda de púrpura más ancha que la de los Apóstoles» (45)
También informaba sobre las franjas de púrpura en el «colobium» del apóstol Bartolomé. El abad Martigny encontró este dato en un códice apócrifo de Abdías de Babilonía (46), que no debe ser tomado por falso o herético; los textos apócrifos no fueron libros prohibidos, sino que fueron considerados como «no inspirados», pero la investigación moderna ha resaltado su gran importancia para analizar el ambiente bíblico, constituyendo una valiosa fuente histórica.
Todo parece sugerir que la franja roja o purpúrea que muestra la vestimenta de Jesucristo en sus más antiguas representaciones estaría relacionada con la «benda incarnata» que Raab situó en su Casa (Iglesia para los exégetas) para salvación de los suyos (los Fieles de la Iglesia). Hay que valorar que la relación entre Cristo y Rahah no fue simplemente alegórica, pues tenían lazos dinásticos bien conocidos por los expertos bíblicos:
«Rahab casó después con Salmón de la tribu de Judá, de quien descendió David, y de éste el Mesías»(47)
(42) Biblia de Jerusalén: Ed.du Cerf. bajo la dirección de la Escuela Bíblica de Jerusalén. Bilbao, 1971, p.224
(43) Santa Biblia, p.468
(44) Vecchia, Pietro: Della Chiesa Militante e Trionfante. Rorna, 1683, p. 213
(45) Martigny: op. cit., p. 193
(46) Ibídem, p. 202
(47) Santa Biblia: p. 476
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