octubre 15, 2024

TRATADO DE LA REAL SEÑERA – pag 50

El acontecimiento de mayor relieve del reinado de Ramón Berenguer III fue la conquista de las Baleares y la forma de actuar era la usual en el conde, asociarse a un aliado para así aumentar sus precarias fuerzas. La empresa comenzó en 1114, siendo tomada Ibiza el 11 de agosto; a primeros de abril del año siguiente entraron a saco en Mallorca. La conquista fue efímera, pero suficiente, ya que «los crecidos gastos de la expedición los compensaron ampliamente las riquezas encontradas en Mallorca» (5).

Esta conquista nos permitirá desentrañar algo más, las dudas sobre la heráldica catalana en el S.XIII. Los aliados del Conde en esta ocasión fueron principalmente los pisanos, aunque también participaron genoveses. La acción fue iniciada por los italianos, posteriormente fue elegido Ramón Berenguer general de la armada (6). Con finalidad de unificación estratégica se acordó una donación o permiso de utilización de las armas del Condado de Barcelona (o Principado de Cataluña, si se prefiere) a las fuerzas italianas. Según unos cronistas fue Pisa, aunque otros afirman que fueron los genoveses los que aceptaron la simbología con la cruz del Conde de Barcelona. El catalán Pere Tomich dio, tardíamente, su versión de los hechos:

«donals una part de les armes de Barcelona; ço es la creu de Sant Jordi», y desde esa fecha de 1115 «porten los genovesos la creu de sant Jordi; car abans portaven un castell per armes, e no teníen negun crit» (7)

La cita tiene su carga de alteración histórica: Tomich juzga el acontecimiento del siglo XII como si fuera contemporáneo suyo (primera mitad del XV), de ahí que nos diga que dio una parte de las armas de Barcelona. Efectivamente, en los siglos XIII y XIV, los catalanes muestran en cantidad de documentos la utilización de unas armas cuarteladas con la cruz y las barras. No obstante, mayor es el error de los historiadores que, desde la óptica del siglo XIX y con la certidumbre de que las barras son catalanas, atribuyen al reino de Aragón la transmisión de la cruz de San Jorge a pisanos y genoveses:

«El reino de Aragón trasmitió sus blasones a las repúblicas de Pisa y Genova (…) la primera puso la cruz de San Jorge en sus banderas al concurrir a la conquista de Mallorca en 1115» (8)

Esta afirmación prueba lo fácil que es alterar, por más que involuntariamentre, ciertos datos. Mal pudo transmitir Aragón la cruz de San Jorge a los pisanos, ya que no participó en la conquista de las Baleares en 1115. Según el mismo autor:

«.. la segunda (Génova), adoptó la misma cruz por blasón, al haber cooperado a la difícil toma de Tortosa en 1148 »

Da a entender que fue Aragón, y no el condado de Barcelona, el responsable de esta acción de guerra; pero, aunque en 1148 Ramón Berenguer IV ya era esposo de la reina Petronila de Aragón, no fueron aragoneses los que conquistaron Tortosa, sino un ejército de cruzados. Cuando fue tomada la ciudad, se repartió a tercios: uno a Ramón de Moneada, otro a los genoveses y el restante a la Orden del Temple. La cita siguiente ofrece una idea de las fuerzas del ejército cristiano:

«El papa Eugeni III li otorgá el carácter de croada. Ultra catalans i genovesos, participaren occitans, normands, pisans, lorenesos i alguns aragonesos» (9).

Por tanto, la heráldica catalana seguía teniendo la cruz de San Jorge y no las barras en 1148. Fernández Duro, en su libro sobre tradiciones infundadas en banderas y escudos, nos dice:

« … que la (bandera) de Génova la representó con la cruz de San Jorge, tomándola de Cataluña» (10).

Esta afirmación es compartida por el italiano Muratori (1672-1750) siendo valiosa su opinión al ser un importante precursor de la historia documental (11).


 

(5)          Blanch, Narciso; op.cit., p. 32.

(6)          G. E. Catalana; tomo 12, p. 330.

(7)          Tomich, Pere; «Historias e Conquestas del Reys d’Aragó e Comtes de Barcelona». Valencia, 1970, p. 67.

(8)          Fernández Duro, C.: op.cit., p. 168.

(9)          Coll y Alentom, Miguel: G. Enciclopedia Catalana, T. 12, p. 331.

(10)        Fernández Duro, C: op.cit., p. 118.

(11)        Balaguer, Víctor: Historia de Cataluña, T5 2, p. 526.


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