DUDAS HERÁLDICAS EN EL SIGLO XV
El vexillum rojo y amarillo de la Iglesia fue quedando relegado ante la heráldica de llaves de San Pedro y tiara tricoronada; aunque no sería hasta el siglo XIX cuando oficialmente se sustituyó por la enseña blanca y amarilla.
Ya en los inicios del siglo XV, los cronistas que describen la entrada de Benedito XIII y su séquito en la ciudad de Valencia, confunden las barras oro y gules del «ganfanó» (Ganfanó, gonfanó, guntfano y gonfalón viene a significar paño o bandera de combate, y se aplicaba especialmente a la bandera del Papa) con las armas del rey de Aragón:
«…cavalgant en un cavall portant un ganfano redo ell al mig (el Papa) lo qual ganfano havia a la punta sus un angel, e era de armes teses de Rey d’arago en lo cercle»(22)
Sin embargo, un siglo antes era el propio rey de Aragón el que pregonaba en documentos su condición de abanderado del Papa y de la Iglesia:
«1306, abril, 22, Valencia: El rey de Aragón y de Valencia, Jaime II, nombra procuradores suyos ante Clemente V a Juan de Borgoña,.sacristán de Mallorca y canónigo de Valencia (…) para que presten homenaje de fidelidad al papa por los reinos de Cerdeña y Córcega. Entre los títulos que aduce el rey figura el de vexilarius (=portaestandarte) de la Santa Iglesia Romana» (23)
A partir del siglo XV, las armas oro y gules serían asociadas al soberano de la Corona de Aragón; aunque encontramos indicios de permanencia de la función y simbología eclesiástica del «ganfaró». Un documento del primer tercio del siglo XVI, al describir el ceremonial del Corpus en Valencia, menciona estas enseñas que, posiblemente, ya eran coronadas:
«Primerament van dos angels ab los ganfarons que son dos banderes en la manera de les que trauen en quaresma, quant se mostra la Veracreu»(24).
Se cerraba un ciclo que enlazaba el oro y la púrpura de la Roma Imperial con el «vexillum» de la Iglesia, derivando en la «senyal reyal» del soberano aragonés. No obstante, una pequeña alteración, todavía no aclarada su causa, modificó la heráldica vaticana; más que alterar, podríamos decir que fue utilizada con la bicolor. La novedad fue adicionar azul a los colores tradicionales, que afectó a ciertas banderas y a la vestimenta de los soldados suizos del Papa. La inclusión del azul junto a las franjas rojas y amarillas se suele atribuir a un diseño de Miguel Angel, aunque ha habido quien lo relacionara con la estancia en la Cátedra de San Pedro del valenciano Alejandro Vl. En la actualidad todavía son exhibidas, en ciertas ceremonias, banderas de la Guardia Suiza del Vaticano con los símbolos de las llaves, tiara y las franjas azules, amarillas y rojas.
La «umbella» o «conopeum» de la Iglesia
Es evidente, y no hay documentación seria que lo rebata, que no fue Cataluña la que propagó la heráldica de barras rojas y amarillas. La reiterada atribución catalana es consecuencia de una fuerte voluntad de personalismo como pueblo y, también, a la cómoda costumbre de copiarse unos autores a otros sin intentar profundizar en el problema. La solución del enigma está en los comienzos del segundo milenio, siglos XI y XII; y, como cualquier aficionado a la historia sabe, difícilmente pudo tener esta bandera Cataluña si ni siquiera había nacido la región; no hay más que ver la euforia de los historiadores y filólogos catalanes por las doce o trece apariciones del vocablo Cataluña (no exactamente con esta grafía) en documentos del siglo XII; aunque nunca refiriéndose a nación o reino. Tendrían que pasar muchos siglos para que Cataluña tuviera bandera propia, igual que moneda.
El origen más coherente, por tanto, sería la influencia de la antigua Roma pagana sobre la papal. Los escritores peninsulares del Barroco, en pleno siglo XVII, recordaban estos colores de Imperio:
«…Ilamaron vexilla, y dize Lipsio, que eran unos velos cuadrados, que estendidos los llevaban arri-
(22) Revista «El Archivo»: Valencia, 1892. Tomo VI, p.137
(23) Milian Boix, Manuel: Documentación valenciana en el fondo «INSTRUMENTA MISCELLANEA» del Archivo Vaticano (l287-1399). VIII Congreso de Historia de la Corona de Aragón. Valencia, 1969. Tomo 1, p.253.
(24) Archivo Municipal de Orihuela: Libro de Actas, n.2030, años 1416-1583.
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