octubre 17, 2024

Armas heráldicas de Cataluña – pag. 58

«… que las galeras no lleven vanderas, cendales, ni paños con otra divisa que la del Condado de Barcelona, esto es, en campo amarillo quatro palos colorados» (32)

También confirma, y está en lo cierto, que el Condado de Barcelona es equivalente al Principado de Cataluña:

«por propias de sus Ordinaciones, eran las del Principado de Cataluña, o Condado de Barcelona, que es lo mismo» (33)

El otro documento, fechado en 1406, es el célebre alegato del rey Martín a los catalanes; reproducido por todos los defensores de la catalanidad de las barras desde el siglo XVI. Rezuma un rancio anacronismo, especialmente la frase : «Hijo, os entrego nuestra bandera antigua del Principado de Cataluña», en boca de Jaime II, «bisabuelo» de Martín el Humano; en 1324 no se empleaba ese título. El texto, bien encuadernado en la actualidad, pertenecería a los discursos políticos que buscan halagar a un pueblo; también cabe la posibilidad que algún copista (entre 1410 o 1420) exagerara los términos en beneficio de Cataluña. Así mismo, conviene destacar que no aparecen citadas las barras, por lo que es lógico que la «antigua bandera» aludida sería la crucífera:

«…os queremos referir un acto muy virtuoso, que el Rey nuestro Bisabuelo hizo en la conquista de Cerdeña. Teniendo la bandera nuestra Real en las manos, le dijo estas palabras: Hijo, os entrego nuestra bandera antigua del Principado de Cataluña, la cual tiene un singular privilegio, el cual privilegio no es nada falsificado, ni reprobado, antes es puro y limpio, sin falsedad ni mancha alguna» (34)

De ser ciertas las frases anteriores, a partir de 1396 o 1406 (según tomemos en serio uno u otro de los documentos) se tendría que manifestar una coherencia en la heráldica catalana, acorde con los deseos expresados por los soberanos (si fueran auténticos); pero sucede todo lo contrario. La heráldica del Condado-Principado continuaba siendo la misma que orgullosamente exhibía el Gran Ramón Berenguer en casco, escudo y bandera. Por ejemplo, en 1395, encontramos una orden de los propios «Consellers» para que se confeccione un pendón con la heráldica de la cruz, ya denominada de San Jorge:

«Que per los consellers de present sia fet un penó lanch ab senyal de sent Jordi. qui es senyal de Ia Ciutat» (35)

Esta afirmación sobre cuál era la heráldica de Barcelona concuerda con los indicios que muestran la escasa utilización de las barras por los catalanes medievales; es más, la indiferencia hacia ellas llegaba al rechazo, pues estaban asociadas al «reino-cabeza» Aragón.

Respecto al otro documento, en el que se ponía en boca del rey Martín el Humano ciertas frases referidas a su bisabuelo en la conquista de Cerdeña, llamando a la enseña «antigua bandera del Principado de Cataluña», es anacrónico: recordemos que el bisabuelo se consideraba gonfalonero o vexilífero de la Iglesia, y no hay un sólo documento de su reinado que mencione nunca a la todavía inexistente bandera del Principado. Los propios catalanes, cuando el 23 de agosto de 1361 organizan un ejército para luchar contra franceses e ingleses que habían entrado en el Rosellón. es la bandera cuartelada la que preside sus fuerzas (36).

El bisabuelo de Martín el Humano no asociaba las barras a Cataluña, como consta gráficamente en uno de los códices más valiosos del Archivo Histórico de Barcelona. Se trata del «Libre Vert», en el cual está representado Jaime II presidiendo las Cortes Catalanas y ni de casualidad aparece una barra en la miniatura, y conste su excelente estado de conservación; la obra fue realizada en el mismo siglo XIV.

Cuando sí aparecen barras en actos semejantes es en época posterior, en pleno siglo XV, con Fernando el Católico; también los doseles representados en una miniatura de los «Usatgcs de Barcelona» (mediados del s. XV) muestran las barras, pero siempre al poder real, no condal.


(32) ld., p. 17

(33) Id., p. 18.

(34) Id., p. 19.

(35) Libre dels Jochs Florals de Barcelona: Barcelona. 1895. p. 321.

(36) Carreras Candi. F.: op.cit., p. 605.

 


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