octubre 22, 2024

Armas heráldicas de Cataluña – pag. 81

En Flandes y Holanda, al hallarse alejados de la influencia de cronistas peninsulares que, por aquellos años, se dedicaban a «enriquecer» con leyendas el origen del símbolo, y cuando no les quedaba otra alternativa que diferenciar la heráldica aragonesa de la catalana, recurrían a la tradicional; es decir, la antigua cruz de los condes catalanes y las barras de Aragón. Es el caso de los atlas cartográficos del Barroco.

Los mapas realizados por cartógrafos holandeses del siglo XVII incluyen, generalmente, las armas heráldicas del país o región representada. La producción más importante fue debida a los Blaeu, familia editora de una extensa variedad de atlas que, en la actualidad, todavía es posible consultar en muchas bibliotecas universitarias. El Atlas de Guiljelmus Blaeu, editado en 1630, exhibía sobre el territorio del Principado una cartela decorativa, el topónimo «CATALONIA» y, en la parte superior, las barras cuartetas en cruz. (79)

No sólo en Holanda, también en Francia, y coincidiendo con los años de sublevación catalana contra Felipe IV, aparecen mapas similares; fue en 1650, cuando el rey francés ejercía el título de conde de Barcelona que le habían ofrecido los propios catalanes. El interés por su nuevo territorio propició la ejecución de un magnífico mapa por Mariette y el «Ingenieur du Roy» Langres; en el grabado aparecen, en el ángulo inferior derecho, dos angelotes sosteniendo un cartel que dice «CATALONIA». acompañado con la simbología acostumbrada: barras cuartetas con la cruz de Ramón Berenguer.

Años más tarde, cuando ya Cataluña era posesión del rey español, se publicó en París por el «Geographe du Roy», Duval, otro mapa del mismo territorio. El grabado, fechado en 1677 y con dimensiones de 402 por 545 mm., muestra una cartela barroca con la inscripción: «Principaute de Catalogne et le Comté de Roussillon», acompañada por la heráldica cuartelada de barras y cruz, en directa alusión a todo el territorio.

Los propios catalanes no renunciaban a su antigua simbología de la cruz, como podemos comprobarlo en el, quizá, más artístico mapa de su región. El ejemplar, realizado por Vaquer y Tristany en 1686, muestra la geografía catalana con la figura de San Jorge superpuesta. La parte superior del grabado es destinada a un gran escudo que contiene la cruz de las antiguas banderas del Condado-Principado. (80)

Algunos atlas, generalmente holandeses, ofrecían información histórica de las naciones tratadas. Un ejemplar editado en Amsterdam en 1672, recogía en versos la donación de las barras efectuada por Aragón a Cataluña:

« El Reyno de Aragón con larga mano

dio por las Barras su divisa rara

a Cataluña, honor del gran Thehano

de los juegos Agones lucha y ara » (81)

El heraldista Moreno de Vargas, a principios del siglo XVII, también atribuye el símbolo al rey de Aragón al comentar la adarga de un linaje:

«… un Rey de Aragón dio por armas un bastón de los quatro roxos que la Casa Real trae en campo de oro, a un cavallero del apellido Biedma» (82)

El testimonio de Leonardo de Argensola en 1630

El documento siguiente no lo debemos a holandeses, franceses, ni a ningún personaje que pudiera ser dudoso de conocer la historia de la Corona de Aragón.

Se trata del excelente grabado de la portada de los Anales de Aragón, historia comenzada por Zurita en el siglo XVI y continuada por Leonardo de Argensola, siendo editada en 1630; un año antes del fallecer el cronista. ¿Quién era éste? Bartolomé Leonardo de Argensola fue un hombre del Barroco que sabía alternar historia y poesía, beneficiándose de su condición de capellán de la emperatriz María de Austria para conocer directamente el desarrollo de los acontecimientos políticos. Sus amplios conocimientos históricos le permitieron asumir el cargo de Cronista Real, y necesariamente conocería la heráldica de las posesiones de su rey.


(79) Blaeu, Guiljelmus: Atlas. Amsterdain, 1630.

(80) Vaquer-Tristany: «Sacri Suprimí Regiis Senatus Calhaloma», 1686 (Ed. 1701, Vol. 3)

(81) Blaeu: Geographia Blaviana. Amsterdam 1672, p. 327.

(82) Moreno de Vargas, Bernabé: Discursos de la Nobleza de España. En Madnd, año de 1636, fol. 101 r.


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